AFP
“El grupo se lleva bien”, una fórmula que sirve para todo, a veces irritante y a menudo hueca, que parece en esta ocasión resonar con justicia en el día a día de la selección francesa, que llega al Mundial con una “bella alquimia” y una “auténtica conexión” entre las diferentes generaciones, según los líderes del grupo.
Risas, sonrisas, alegres celebraciones con la canción “Freed From Desire” como banda sonora y abrazos son publicados a diario en los canales de comunicación de la Federación Francesa de Fútbol (FFF). Pero, más allá de esas bellas imágenes, elegidas con cuidado, se siente un aroma de comunión del grupo.
El contraste parece llamativo con la Eurocopa-2021, donde la atmósfera fue menos ligera y no solamente debido a las restricciones sanitarias, que obligaron a los Bleus a un aislamiento prolongado en sus hoteles de Múnich, Budapest y después Bucarest.
“Sentimos más esa unidad, esa solidaridad sobre el terreno de juego y fuera también. Los sustitutos, el staff, todo el mundo está implicado. En el hotel, la vida de grupo funciona muy bien y es un poco mejor que la que había en la Eurocopa”, reconoció Adrien Rabiot con franqueza.
Consejos cruzados
Su capitán Hugo Lloris no olvida el “contexto muy diferente”, perjudicado hace un año por campos base en ocasiones con fallos de funcionamiento (climatización averiada, malas camas, terrenos de entrenamiento indisponibles…) pero se queda “sobre todo” con la “muy buena mezcla” entre las generaciones.
“A pesar de todas estas diferencias hay una auténtica conexión”, insiste. “Creo que si hay una palabra que define todo esto, es el respeto, el respeto entre nosotros. Solo hay que ver toda la alegría después del partido cuando todo el equipo está totalmente unido”.
El arquero del Tottenham sabe elegir sus palabras con atención y ponerse en guardia cuando detecta brechas en la vida de grupo. Verlo tan positivo, permite reforzar la impresión de bienestar, que ha llegado a oídos de numerosos seguidores.
La “buena alquimia” descrita por Olivier Giroud ha echado raíces en las conversaciones regulares entre los más experimentados y los “súper jóvenes que descubren la Copa del Mundo”, a menudo en ambos sentidos.
El delantero centro de 36 años ha dado consejos en especial a Kandal Kolo Muani, de 24 años, refuerzo en el último momento tras la baja de Christopher Nkunku y que no alcanza todavía los 100 partidos disputados al máximo nivel, primero en el Nantes y después en el Fráncfort.
“Hay un buen feeling entre nosotros, creo que esa ha sido nuestra fuerza durante esta primera ronda”, dijo el joven el pasado jueves ante la prensa. “Estamos todos verdaderamente unidos, ya sean los titulares o los suplentes. Incluso el más joven puede dar consejos a los más viejos”.