Cristiano Ronaldo y la selección de Portugal respiran aliviados. El Comité de Disciplina de la FIFA confirmó que la sanción por su expulsión ante Irlanda será finalmente de un solo partido —ya cumplido— y que los otros dos encuentros de castigo quedarán en suspenso durante un año, condicionados a su buena conducta. Con ello, el capitán portugués podrá disputar el debut en el Mundial 2026, disipando la preocupación que mantuvo en alerta al cuerpo técnico y a la federación.
La resolución llega tras varios días de estudio de la acción ocurrida el 13 de noviembre en Dublín. A los 60 minutos del encuentro, Cristiano intentó zafarse de la marca del defensor Dara O’Shea y terminó conectándole un codazo por la espalda. El árbitro sueco Glenn Nyberg inicialmente mostró tarjeta amarilla, pero al revisar la jugada en el VAR cambió la decisión y expulsó al delantero con roja directa. Fue un hecho sin precedentes: en 226 partidos con Portugal, Cristiano nunca había recibido una expulsión de ese tipo.
Según el Código Disciplinario de la FIFA, las acciones catalogadas como “conducta violenta” contemplan una suspensión mínima de tres partidos —artículo 14—, lo que había abierto la posibilidad real de que el luso se perdiera buena parte de la fase de grupos del Mundial. Casos recientes, como el del argentino Nicolás Otamendi, alimentaban esa expectativa.
No obstante, la FIFA optó por un criterio más flexible. Si bien consideró la acción merecedora de sanción, no la calificó como de máxima gravedad y tomó en cuenta el historial disciplinario ejemplar del jugador con su selección. Por ello, fijó la pena en un único partido —cumplido en la victoria 9-1 sobre Armenia— y mantuvo otros dos en condición de suspensión durante un año.
La decisión se conoce cinco días después de que Cristiano y su pareja, Georgina Rodríguez, posaran junto al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante una visita del príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salmán, en Washington.