
La paciencia de Vinícius Junior empieza a agotarse en el Real Madrid. El brasileño ha pasado de ser intocable a encadenar suplencias y sustituciones que reflejan el nuevo modelo de gestión de Xabi Alonso, firme en su apuesta por la meritocracia.
Ante el Espanyol, en su cuarta titularidad de la temporada, Vinícius volvió a ser reemplazado y no ocultó su malestar. Durante la pausa de hidratación, al conocer que no regresaría al césped y que su lugar lo ocuparía Rodrygo, reaccionó con enfado. Ni la palmada de Xabi Alonso, ni las explicaciones del técnico, ni el respaldo de Courtois evitaron que ‘Vini’ se marchara contrariado al vestuario, aunque regresó minutos después tras ser calmado por un miembro del cuerpo técnico.
“Estoy contento con el partido de Vini, pero necesito gente de refresco y el calendario es muy exigente”, explicó Alonso, reconociendo que quizá pudo retrasar el cambio, pero defendiendo su decisión con argumentos futbolísticos.
El brasileño no termina de asimilar su nuevo rol. Hace apenas un año rozaba el Balón de Oro y conquistaba el The Best, pero hoy siente que ha perdido peso en el equipo. Con Ancelotti era una pieza clave, mientras que con Xabi Alonso sus minutos se administran en función del plan táctico y el equilibrio del grupo.
Los números, sin embargo, respaldan al entrenador: seis victorias en seis partidos. No obstante, Vinícius aún no alcanza su mejor versión y su aportación ofensiva sigue lejos de lo esperado. En el duelo ante el Espanyol, dentro de un esquema 4-4-2 con Mbappé como socio, apenas dejó un destello: una acción en la que habilitó al francés tras un regate en carrera.
La afición del Santiago Bernabéu, consciente del momento que atraviesa, se mantiene de su lado: ya no hay silbidos, sino aplausos de aliento a la espera de que recupere su nivel y se disipe la incertidumbre sobre su papel en el proyecto de Xabi Alonso.