Hace poco más de un año, Jordan Díaz se convirtió en campeón olímpico de triple salto en París. Trece meses después, tras superar una dura lesión en el tendón rotuliano de su rodilla derecha que lo apartó casi toda la temporada, el atleta español regresa a la élite con un nuevo reto: los Mundiales de Tokio. Aunque asegura que llega “sin presión”, su objetivo es claro: volver a subirse al podio.
Nacido en La Habana en 2001, Díaz es considerado uno de los talentos más prometedores del atletismo español. A su corta edad ya acumula títulos de enorme prestigio: el oro olímpico en París y el triunfo en el Europeo de Roma, ambos en 2024. En esta última cita, firmó un salto de 18,18 metros, la tercera mejor marca de todos los tiempos.
El camino desde París no ha sido fácil. “Lo he pasado fatal durante estos trece meses. Veía el Mundial cerca y no llegaba. Ahora siento que he visto la luz al final del túnel y estoy aquí”, reconoció en rueda de prensa en Tokio. Este año apenas pudo competir, pero le bastó un salto de 17,16 metros en Tarragona el pasado 3 de agosto para proclamarse campeón.
Concentrado y motivado, asegura sentirse en buena forma. “Entreno bastante bien y eso es lo importante. La pista está increíble y el estadio, lleno, es brutal. Es una sensación similar a la de París, aunque más pequeño”, explicó.
Díaz entrena bajo la dirección del histórico Iván Pedroso, campeón olímpico y mundial de salto de longitud, quien también guía a figuras como la española Fátima Diame y la venezolana Yulimar Rojas. “Iván me pide que disfrute, porque en las grandes competiciones es lo primero que se pierde. Yo intento hacerlo. Mi vida no ha cambiado desde el oro olímpico, sigo siendo el mismo”, confesó.
Aunque la lesión limitó su participación en el circuito internacional, Díaz asegura haber ganado madurez. “Hoy tengo más experiencia y tranquilidad mental. En Tokio me enfrentaré a los mismos rivales que el año pasado, pero todos crecemos en las grandes competiciones”, concluyó con optimismo.