
Si de resurrecciones deportivas se trata, la final de la Conferencia Este de la NBA ofrece una nueva muestra. Los New York Knicks revivieron una serie que parecía encaminada a un 3-0 a favor de los Indiana Pacers. En una noche épica como visitantes, los Knicks lograron una remontada memorable tras revertir una desventaja de 20 puntos en el tercer cuarto y quedarse con la victoria por 106-100, dejando la serie 2-1 y con toda la tensión en el aire.
El gran protagonista del milagro neoyorquino fue el pívot dominicano Karl-Anthony Towns, quien anotó 20 de sus 24 puntos en el último cuarto y capturó 15 rebotes. Su actuación fue decisiva en un momento crítico, cuando los Knicks parecían desconectados y el panorama era incierto: el base estrella Jalen Brunson acumulaba cuatro faltas personales y Towns apenas sumaba 4 puntos y seis pérdidas.
Sin embargo, el dominicano resurgió en el último periodo con una ráfaga anotadora —7 puntos en los dos primeros minutos— que redujo la diferencia a solo tres puntos (82-79) con 10 minutos por jugar. Fue un cambio radical respecto al juego anterior, donde solo anotó dos puntos en el cuarto final.
“Esto nos sube la confianza, nos sube la moral”, expresó Towns tras el partido. Luego añadió: “¿Mis minutos en el banco? Solo aproveché la oportunidad y estoy feliz de haberlo hecho. En este vestuario todos se sacrifican. Este equipo es especial, este vestuario es especial”.
Cabe recordar que no es la primera vez en la temporada que los Knicks logran revertir una situación adversa: ya lo hicieron dos veces contra Boston Celtics en el TD Garden, remontando desventajas de 20 puntos.