
Lo que comenzó como un regreso soñado está tomando un giro cada vez más amargo. El retorno de Neymar al Santos, el club que lo vio nacer como estrella, ha estado marcado más por las lesiones y la frustración que por el brillo de su talento.
En febrero, la hinchada del Santos celebró su regreso con una fiesta multitudinaria bautizada como “Ney-Day”. Doce años después de su salida, Neymar volvía al club con la promesa de liderar una nueva etapa llena de esperanza para un equipo recién ascendido a la primera división.
Pero tres meses después, el panorama es desolador: Neymar, con 33 años, vuelve a estar fuera por lesión y el Santos se hunde en la penúltima posición del campeonato brasileño.
La sombra de su fugaz paso por el Al-Hilal de Arabia Saudita —donde apenas disputó siete partidos en más de un año debido a una grave lesión en la rodilla— se cierne ahora sobre el club paulista. Desde su regreso, solo ha podido jugar nueve encuentros: siete en el campeonato estadual y apenas dos de los ocho posibles en la Serie A.
Sus actuaciones han sido intermitentes y, en su mayoría, lejos del nivel que se espera del máximo goleador en la historia de la selección brasileña. Aun así, dejó destellos de su calidad, como un gol olímpico que marcó frente a un equipo de cuarta división, el primero de ese tipo en su carrera.
El calvario físico volvió en abril: en su primer partido como titular en el Brasileirao, Neymar se lesionó nuevamente tras solo 34 minutos en cancha y salió entre lágrimas. Desde entonces, permanece en recuperación.
“Neymar todavía no ha dado todo el retorno deportivo que se esperaba”, señaló Leonardo Bertozzi, comentarista de ESPN. “El equipo jugó mejor con él que sin él, pero en momentos claves, como las semifinales del campeonato paulista, no pudo estar en el campo”, agregó.
Ahora, el astro brasileño trabaja contrarreloj para volver antes del cierre de su breve contrato, que expira el 30 de junio. Mientras tanto, el Santos sigue esperando que su ídolo vuelva a marcar la diferencia, como lo hizo una vez… aunque el tiempo apremia.