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Lando Norris: del niño prodigio con recursos al nuevo campeón mundial de la Fórmula 1

Lando Norris siempre ha contado con dos factores decisivos para triunfar en la Fórmula Uno: talento y respaldo económico. Su padre, Adam Norris, un multimillonario dedicado a la gestión de fondos de pensiones, se aseguró desde que su hijo tenía ocho años —cuando inició su camino en los karts— de proporcionarle todos los recursos necesarios para desarrollar su potencial. Hoy, con 26 años, ese apoyo ha cristalizado: Norris es campeón mundial de la Fórmula Uno.

Además del apoyo familiar, otra figura ha sido clave en su ascenso: Zak Brown. Cuando Adam Norris quiso trazar el camino ideal para que su hijo alcanzara la élite, contactó a Brown, entonces director en una empresa de marketing, para que ayudara a posicionar al joven piloto. Brown hizo lo posible y, años más tarde, ya como responsable de McLaren, no dudó en elegir a Lando Norris como sustituto de Fernando Alonso cuando el británico tenía apenas 19 años.

La apuesta tardó en dar frutos. En sus primeras cinco temporadas completas en la Fórmula Uno, Norris no ganó ninguna carrera, sumó solo una pole y unos pocos podios. Pero McLaren no tenía un coche capaz de aspirar a más. Todo cambió en 2024, cuando la escudería dio el salto competitivo: llegaron sus primeras cuatro victorias. En 2025 sumó siete más, suficientes para arrebatarle a Max Verstappen su quinto título consecutivo y entregar a Reino Unido su campeonato número 21.

Norris entra así al selecto grupo de campeones británicos —Lewis Hamilton, Jackie Stewart, Jenson Button, Damon Hill, Jim Clark— aunque con la sensación de que un GP adicional podría haber inclinado la balanza hacia Verstappen. Pero no hizo falta: su ventaja de dos puntos basta para consagrarlo, un logro imborrable.

“Quiero desconectar un poco de todo. No olvidar lo que he conseguido, pero sí vivir unos días una vida normal. Jugar golf, hacer cosas simples”, confesó tras sellar el título en Abu Dabi.

Su popularidad en el Reino Unido aún está lejos de la de Lewis Hamilton, cuya influencia trasciende la pista con activismo en igualdad racial, bienestar animal, medioambiente y moda. Norris, en cambio, mantiene un perfil público más discreto. Sus intereses fuera del circuito se centran en Team Quadrant, su equipo de Esports. Donde sí ha sido vocal es en salud mental, colaborando con la organización MIND y compartiendo las dificultades que vivió al llegar a la Fórmula Uno antes de los veinte años.

En lo económico —sin contar la fortuna familiar, estimada en unos 200 millones de dólares—, Norris tiene contrato con McLaren hasta finales de 2026, con un salario anual de alrededor de 25 millones de dólares, sin incluir bonificaciones ni premios por carrera.

En patrocinio, cubre un amplio espectro acorde con su perfil: marcas tecnológicas como PlayStation, Android y Call of Duty; relojería de lujo con Richard Mille; cascos con Bell Helmets; bebidas con Monster; e incluso Pure Electric, la firma de patinetes de su padre.

Este conjunto de ingresos le garantiza, según Forbes, más de 50 millones de dólares por año, lo que lo convierte en el tercer piloto mejor pagado, solo por detrás de Lewis Hamilton y Max Verstappen.

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