El día de su presentación en La Bombonera, con un estadio repleto y eufórico, nadie imaginaba que, dos años y medio después, Edinson Cavani aún no habría logrado consagrarse goleador ni levantar un título con la camiseta de Boca Juniors. Ni el propio delantero uruguayo ni los más de 50.000 hinchas que lo ovacionaron. Aquel refuerzo que Juan Román Riquelme calificó como “el extranjero más importante en la historia del fútbol argentino” atravesó desde entonces todos los escenarios posibles.
Su ciclo comenzó con un primer semestre discreto, con apenas dos goles en 17 partidos. Luego llegó su mejor versión en 2024, con una racha de 16 tantos en 21 encuentros. Sin embargo, a partir de allí, su carrera en el club quedó marcada por la mala fortuna: ocho lesiones en 13 meses, pocos goles y algunos reproches desde las tribunas. Hoy, incluso, vive una situación inédita: es suplente pese a encontrarse en condiciones físicas aceptables, algo que no le ocurría desde su etapa en el Manchester United.
En la práctica de este jueves, el técnico Claudio Ubeda ratificó el mismo once que logró la clasificación a la semifinal del Torneo Clausura, que se disputará este domingo a las 19 ante Racing. De esta manera, Miguel Merentiel y Milton Giménez seguirán conformando la dupla de ataque, aun cuando el ex Banfield viene de actuaciones flojas frente a Talleres y Argentinos Juniors, en las que desperdició varias ocasiones claras.
También continuarán como titulares Carlos Palacios y Milton Delgado, pese al golpe que sufrió el chileno en el último partido y a la recuperación de Rodrigo Battaglia, quien buscaba un lugar en el equipo en reemplazo del juvenil.
Cavani, que a mediados de septiembre sufrió una distensión en el psoas derecho, volvió a jugar dos meses después ante Tigre, aunque siempre ingresando desde el banco. En un primer momento no estaba al cien por ciento y el cuerpo técnico apostó por llevarlo de manera progresiva. Con el correr de los partidos, Ubeda decidió sostener la base del equipo sin realizar grandes modificaciones.
Hasta ahora, ningún entrenador se había animado a sacar al delantero uruguayo del once titular, ni en sus mejores ni en sus peores momentos, incluso cuando se lo veía disminuido físicamente. El séptimo máximo goleador en actividad a nivel mundial, con 463 tantos, acumula 79 partidos en Boca, 70 de ellos como titular.
Las veces que no arrancó desde el inicio se debieron a regresos de lesión, molestias físicas o decisiones puntuales, como el superclásico de 2023 en la Bombonera, cuando Jorge Almirón optó por preservarlo de cara a la semifinal de la Copa Libertadores ante Palmeiras. En otros tres encuentros tampoco ingresó por la misma razón. Pero la realidad actual es distinta: a sus casi 39 años —los cumplirá en febrero—, la recuperación es más exigente y la lesión en el psoas todavía deja secuelas, aunque su ausencia hoy responde únicamente a una decisión futbolística y a las preferencias del entrenador.