Javier “Chicharito” Hernández volvió a sonreír. El delantero de Chivas, duramente cuestionado en los últimos meses por su bajo rendimiento, las lesiones y diversos problemas extra-cancha, vivió este fin de semana uno de sus momentos más emotivos desde su regreso al club rojiblanco.
Con la presión de un estadio expectante y el recuerdo fresco de sus actuaciones irregulares, Hernández apareció en el partido ante Monterrey para marcar el gol del triunfo. Fue un remate como en sus mejores tiempos: certero, con instinto y lleno de determinación. La celebración lo dijo todo: beso al escudo, lágrimas y una explosión de apoyo en La Perla Tapatía.
El tanto rápidamente se viralizó en redes sociales, especialmente por la carga simbólica que podría tener, pues existe la posibilidad de que sea su última anotación con el “Rebaño Sagrado”.
En su segundo ciclo con Guadalajara, “Chicharito” ha disputado 18 encuentros oficiales —entre Liga MX, Liguilla y Concacaf Champions Cup— con apenas tres goles. Un saldo que ha alimentado la impaciencia de una parte de la afición que exige más del histórico goleador mexicano.
Pero ante Monterrey, Hernández volvió a recordarle al futbol mexicano que su nombre aún tiene peso… y que su historia en Chivas podría no haber llegado al final.