La fiesta fue completa para Banfield. La hinchada, eufórica, celebró la paternidad, el clásico y, sobre todo, la permanencia en Primera. En el Florencio Sola, el Taladro venció 2-1 a Lanús en el duelo más trascendente de su temporada, pese a que el Granate descontó sobre el final con un gol de Toto Salvio.
El encuentro comenzó con un marco impactante, entre fuegos artificiales y un clima eléctrico en las tribunas. Banfield puso en cancha su mejor formación, mientras que Lanús, afectado por el desgaste de su calendario, optó por una alineación con algunos suplentes. El ritmo fue intenso desde el inicio: el local generó las llegadas más claras —incluyendo una atajada notable de Losada y un despeje sobre la línea— y el visitante respondió con contragolpes esporádicos.
El gol que abrió el marcador llegó por medio de Sepúlveda, aprovechando una distracción defensiva y la desafortunada reacción de Losada, quien terminó con un profundo corte en el labio tras un choque accidental con la rodilla del delantero. Pese al dolor y a los signos de confusión, el arquero continuó en el campo, tras ser atendido.
El tramo final del partido se jugó al límite, con dientes apretados. Lanús intentó reaccionar con los ingresos de Marcelino Moreno y Dylan Aquino, pero Banfield golpeó en la primera contra clara: pase profundo de Méndez y una exquisita definición de Auzmendi, que controló con derecha y resolvió con zurda para el 2-0. Una perlita que evocó los tiempos de gloria bajo la conducción de Julio Falcioni, cuando brillaban figuras como “Papelito” Fernández o el “Pelado” Silva.
Este clásico barrial, cuya rivalidad se profundizó desde los años 90 con el crecimiento simultáneo de ambos clubes en la élite, tiene a Banfield arriba en el historial: 53 victorias, 41 derrotas y 39 empates en 133 enfrentamientos, una diferencia de 12 partidos.
Mientras los hinchas del Taladro cantaron todo el partido recordando esa ventaja histórica, la realidad marca contrastes: Lanús es finalista de la Copa Sudamericana y transita cómodo el Clausura, en tanto que Banfield pelea por meterse entre los ocho primeros y respirar con mayor tranquilidad.