
La Selección Nacional de El Salvador escribió anoche una página memorable en la historia del fútbol centroamericano. En un estadio Cementos Progreso abarrotado y teñido de azul y blanco, la Selecta se impuso 1-0 ante Guatemala y logró un triunfo histórico que el país había esperado por más de 25 años.
El héroe de la noche fue Harold Osorio, quien al minuto 78 aprovechó un centro preciso de Nathan Ordaz desde el tiro de esquina y definió con la pierna derecha para silenciar la capital chapina. El gol desató la euforia entre los pocos salvadoreños presentes en las gradas y encendió la ilusión de todo un país.
El ambiente en el estadio era de auténtica fiesta. Los 11,000 boletos disponibles se agotaron en tiempo récord y la afición guatemalteca llenó cada rincón del recinto. Sin embargo, sobre el césped, la historia sería distinta. El planteamiento táctico del técnico Hernán “Bolillo” Gómez resultó clave: un equipo ordenado, sólido en defensa y con ataques bien calculados por el corredor central y el costado derecho.
Durante la primera mitad, ambos equipos mostraron respeto mutuo y mantuvieron un partido cerrado, con pocas oportunidades de gol. La Selecta, con una defensa casi impenetrable, evitó riesgos innecesarios. Por su parte, el arquero Mario González volvió a convertirse en una muralla, respondiendo con seguridad en las escasas llegadas de Guatemala.
En la segunda parte, la entrada de Nathan Ordaz cambió el ritmo ofensivo. Su sociedad con Bryan Tamacas y Herbert Díaz le dio a El Salvador mayor profundidad en ataque. Aunque Guatemala buscó el empate en los últimos minutos, González mantuvo la calma y protegió el arco con intervenciones decisivas.
Con este triunfo, El Salvador no solo suma tres puntos de oro en la eliminatoria rumbo al Mundial 2026, sino que también rompe una sequía histórica: no ganaba en suelo chapín desde el recordado gol de Raúl Díaz Arce hace más de dos décadas. Ahora, la Selecta vuelve a soñar.