
Lo que ocurrió con Miguel Merentiel en la cancha de Huracán no fue solo una anécdota insólita: fue la imagen perfecta de un Boca Juniors desbordado, en plena crisis y con señales alarmantes de desorden institucional y deportivo.
La escena del entretiempo en el estadio Tomás A. Ducó expuso ese caos. El cambio de Merentiel ya estaba anunciado: el cuarto árbitro había sido notificado y Milton Giménez esperaba en mitad de cancha para ingresar. Sin embargo, al comenzar el segundo tiempo, Merentiel volvió a su posición, como si nada.
El desconcierto fue total. Nadie le había avisado al uruguayo que iba a salir. O no lo escuchó. O no lo entendió. O se hizo el distraído. Los ayudantes se miraron sin saber cómo proceder. Juvenal Rodríguez, asistente de Miguel Ángel Russo, consultó al DT: “¿Qué querés hacer con Merentiel?”. La respuesta fue tajante: “Nada, afuera, hacé el cambio”. Entonces, el delantero se retiró por la banda opuesta, fue directo al vestuario y, lleno de furia, rompió de un golpe un vidrio de la puerta.
La escena fue el reflejo de un club sin rumbo: Boca lleva 11 partidos sin ganar, la peor racha de su historia, y la continuidad de Russo ya está en duda.
El entrenador intentó explicar lo ocurrido, pero sus palabras solo aumentaron la confusión: “Ya lo habíamos hablado. Había un problema de papeles en el banco, nada más. Fue un problema con el cuarto árbitro y con la gente con la que hicimos el cambio. No le den importancia a esas cosas, no tienen sentido; fue por el papelerío”, dijo.
Aun así, quedó claro que Merentiel no sabía que debía salir, lo que deja en evidencia la falta de comunicación interna. Además, sorprendió que fuera él quien dejara la cancha y no Edinson Cavani, que había tenido un rendimiento aún más pobre en la primera parte.