
Desde las canchas callejeras de Washington Heights, en Nueva York, hasta el esperado Draft de la NBA. Ese es el recorrido de Koby Brea, un joven de origen dominicano que este miércoles espera escuchar su nombre en la segunda ronda del sorteo y dar el salto al profesionalismo, tras destacar en la NCAA con los Wildcats de la Universidad de Kentucky.
Su apodo, “Fuego”, nació en casa. O mejor dicho, en las gradas de los partidos en su barrio. Su madre, que sabía poco de baloncesto pero reconocía el talento de su hijo, gritaba con entusiasmo cada vez que se preparaba para lanzar: “¡Fuego, Koby, fuego!”. Hoy, ese grito se convirtió en una especie de lema de vida para el escolta de 22 años y 6’7” de estatura.
Brea recuerda con orgullo sus orígenes. “Empecé a jugar como a los 4 años y seguí en las canchas al aire libre hasta los 16. Jugábamos en doble aro, que es más difícil para tirar, y creo que eso me ayudó mucho a mejorar mi puntería. En Nueva York, todos crecemos así, es parte de la cultura”, cuenta.
A pesar de su crecimiento en el baloncesto universitario, Koby no olvida sus raíces. Cada vez que vuelve al barrio, se detiene en los parques donde comenzó su historia. Allí, ve jugar a los niños que como él sueñan con la NBA. “Siempre paso en verano porque hacen torneos. Me veo reflejado en ellos, desde los 4 hasta los 10 años. Es como verme a mí mismo”, dice con emoción.
Ahora, el joven que encestaba en las canchas duras del alto Manhattan está a punto de cumplir el sueño de muchos: llegar a la NBA.