
El Inter de Milán inició su gira por Estados Unidos con un empate 1-1 frente a Monterrey, en un partido que marcó el comienzo de una nueva etapa tras la dolorosa eliminación en Liga de Campeones, el cambio en el banquillo y las expectativas por el próximo Mundial de Clubes.
Pese a contar con una plantilla superior en talento y presupuesto, el conjunto italiano no tuvo un estreno fácil ante el equipo mexicano. Las ausencias del iraní Mehdi Taremi —que no viajó debido al conflicto aéreo entre Irán e Israel—, del austríaco Marko Arnautovic y del argentino Joaquín Correa, ambos ya desvinculados del club, redujeron el potencial ofensivo de los ‘nerazzurri’.
Más allá de lo futbolístico, el gran reto era emocional. Este fue el primer partido tras la humillante caída frente al PSG en Múnich, una derrota que dejó secuelas profundas en el vestuario. También fue el debut de Cristian Chivu como nuevo técnico interista, tras la salida de Simone Inzaghi, cuyo legado pesa: seis títulos en menos de cuatro años, incluyendo un Scudetto y dos finales de Champions.
Aunque el empate no fue el resultado ideal, el equipo mostró señales de recuperación anímica y sentó las bases para reconstruir su identidad bajo un nuevo liderazgo.