
Antoine Griezmann atraviesa uno de los momentos más grises de su carrera en el Atlético de Madrid. Alejado del gol y de su versión más determinante, el francés igualó su peor racha sin marcar con los rojiblancos: 17 partidos consecutivos sin anotar.
La última vez que celebró fue el 25 de febrero, en el minuto 6 del vibrante 4-4 ante el Barcelona por las semifinales de la Copa del Rey. Desde entonces, nada. Han pasado más de 16 horas de juego sin que el máximo goleador histórico del club (197 tantos) vuelva a inflar las redes.
Ni siendo titular en victorias clave ante rivales como Athletic, Real Madrid o Sevilla, ni en empates con Alavés o Espanyol, ni en derrotas como el reciente 4-0 ante el PSG. Tampoco cuando ingresó desde el banquillo. El goleador que acostumbraba a ser decisivo en los momentos grandes, ahora es una sombra de sí mismo.
Curiosamente, esta misma sequía ya la vivió hace tres años, en 2022, poco después de su regreso desde el Barcelona, primero como cedido y luego traspasado. Un tramo impropio de su calidad, que hoy vuelve a repetirse en un momento delicado para el Atlético.