Los Vancouver Whitecaps culminaron 2025 con su mejor temporada deportiva: fueron finalistas tanto de la Copa de Campeones de la Concacaf como de la MLS, y se coronaron campeones de la Copa de Canadá. Sin embargo, su éxito en la cancha contrasta con un serio problema fuera de ella: la falta de un estadio propio, un obstáculo que afecta su modelo de negocio y alimenta las advertencias de la MLS sobre un posible traslado de la franquicia a otra ciudad.
El equipo disputa sus partidos en el BC Place, un estadio público propiedad de la provincia de Columbia Británica que será sede de siete encuentros del Mundial 2026. Los Whitecaps alquilan el recinto, pero no tienen control sobre ingresos clave en días de partido, como taquilla, concesiones, estacionamiento o explotación comercial, lo que limita sus ganancias.
A este escenario se suma que el contrato de alquiler vence en 2025 y las conversaciones para renovarlo no han progresado. El comisionado de la MLS, Don Garber, ha advertido que la liga enfrenta “decisiones difíciles” si no se alcanza un acuerdo pronto. Incluso viajó a Vancouver para intentar destrabar las negociaciones en busca de condiciones más favorables, sin resultados hasta el momento.
“Tenemos una situación de estadio que no es la ideal y estamos tratando de solucionarla. A corto plazo queremos un mejor contrato en BC Place”, señaló Garber durante una de sus visitas. “Estas restricciones y desafíos hacen que la situación sea insostenible para los Vancouver Whitecaps. Económicamente, no participan en ningún ingreso”.
Si la situación no cambia, Vancouver —que este año celebró una temporada histórica— podría verse en riesgo de perder a su equipo. “Nos debemos a la gente que realmente quiere tener un equipo de la MLS. Debemos ver si la ciudad y la provincia están dispuestas a dar ese paso. Si no, tendremos que tomar decisiones difíciles”, advirtió Garber en su discurso de cierre de temporada.