Neymar, plenamente consciente de que necesita una cirugía de rodilla de forma inminente y aun en contra de las recomendaciones del cuerpo médico de Santos y de su propio equipo profesional, ha decidido jugar. El ídolo brasileño, que este año retornó al club donde se formó, completó con normalidad los entrenamientos del miércoles y jueves y fue incluido en la convocatoria para el decisivo partido de esta noche ante Sport Recife. El encuentro es clave para evitar el descenso a la Serie B, cuando restan solo tres fechas para el final del Brasileirao. Su determinación, impulsada por el delicado momento deportivo del equipo y por su deseo de mantenerse competitivo rumbo al Mundial 2026, despierta tanto admiración como preocupación.
El delantero de 33 años fue diagnosticado con una rotura de menisco en la rodilla izquierda tras el duelo frente a Mirassol, disputado el 20 de noviembre, en el que completó los 90 minutos y marcó el gol del empate. Desde entonces, el tratamiento conservador ha sido motivo de debate. Según ESPN Brasil, Neymar necesita una artroscopia y la recomendación inicial era interrumpir toda actividad competitiva hasta 2026, una postura compartida por los médicos del club y su círculo profesional.
Aun así, el jugador insistió en disputar los últimos tres compromisos del torneo. Fuentes citadas por ESPN afirman que Neymar está dispuesto a “hacer sacrificios” para ayudar a Santos, que actualmente se ubica en el 17.º puesto, el primero de descenso directo. El presidente del club, Marcelo Teixeira, confirmó la situación: “Los exámenes mostraron que su rodilla está afectada. Pero hoy (miércoles) entrenó con el grupo, con balón, y se sintió bien. No presenta dolor y eso es muy positivo”.