
Apenas tiene 18 años, pero ya está cambiando la historia de la natación. La canadiense Summer McIntosh ha desafiado todas las hegemonías del pasado y presente en la piscina: tres récords mundiales en solo cinco días, un palmarés olímpico que incluye tres medallas de oro y una de plata, y ahora, el respaldo del legendario entrenador de Michael Phelps.
Aunque su juventud deslumbra, McIntosh no es una desconocida en el circuito. Ha competido en dos Juegos Olímpicos y es en la antesala del tercero donde está explotando todo su potencial. Su reciente actuación en el selectivo nacional rumbo al Mundial de Singapur la consolidó como una fuerza dominante, con tres marcas planetarias en distintas pruebas, una hazaña que solo había conseguido antes el mismísimo Phelps en Beijing 2008.
Su técnica de nado, notable por su eficiencia y versatilidad, la convierte en una atleta capaz de brillar en múltiples estilos, algo que no se veía desde las brazadas del “Tiburón de Baltimore”.
Fuera del agua, su única distracción es otra pasión que acelera el corazón: la Fórmula 1. Summer no ha dudado en saltarse entrenamientos para asistir a los Grand Prix de Miami y Montreal, su otra gran debilidad.
Con una historia que recuerda a la del propio Phelps, Summer McIntosh parece destinada a marcar una época.