Carlo Ancelotti ya conoce el peso de su nuevo reto: reconstruir una selección brasileña golpeada por los malos resultados, las dudas tácticas y la dependencia de figuras con futuro incierto. El técnico italiano de 65 años, que dejará el Real Madrid al finalizar la temporada, tendrá apenas una docena de partidos para transformar a Brasil antes del Mundial de 2026.

Su llegada fue oficializada por la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), que lo considera una apuesta ambiciosa para devolverle la gloria a la pentacampeona del mundo. “Llevar a Carlo Ancelotti al frente de Brasil es más que una decisión estratégica, es una declaración al mundo”, aseguró el presidente de la CBF, Ednaldo Rodrigues. “Es el mejor entrenador de la historia y ahora dirige a la mejor selección nacional del planeta”.

El optimismo de la dirigencia contrasta con la realidad del campo. Brasil marcha cuarta en la eliminatoria sudamericana, viene de caer 4-1 ante Argentina y ha cambiado tres técnicos en menos de dos años. El último, Dorival Júnior, fue cesado tras una racha de malos resultados, al igual que Ramon Menezes y Fernando Diniz.

El primer gran reto de Ancelotti será devolverle solidez defensiva al equipo, reforzar el mediocampo y diseñar un esquema que no dependa exclusivamente de Neymar, quien sigue recuperándose de una grave lesión. También ha iniciado conversaciones con Casemiro, otro veterano cuya presencia en el Mundial no está asegurada.

Sin sucesores claros para sus estrellas más veteranas, Ancelotti deberá decidir si apuesta por la experiencia o por una renovación urgente. En cualquier caso, el tiempo no está de su lado: tiene poco margen de error y grandes expectativas que cumplir.