El París Saint-Germain buscará este sábado levantar por primera vez la Liga de Campeones, pero su exitoso recorrido contrasta con la crisis estructural que vive el fútbol francés, atrapado entre la falta de competitividad en la Ligue 1 y un prolongado conflicto por los derechos de televisión.

El equipo dirigido por Luis Enrique ya firmó un nuevo doblete (Ligue 1 y Copa), con una superioridad que roza lo insultante. Ahora, solo le queda un objetivo: la final ante el Inter de Milán en Múnich, donde espera conquistar la ansiada ‘Orejona’.

Francia, a nivel de selecciones, presume de dos títulos mundiales (1998 y 2018) y otras dos finales recientes (2006 y 2022). Sin embargo, sus clubes rara vez brillan en Europa. Si el PSG logra imponerse, se convertiría apenas en el segundo equipo francés en ganar la Champions, tras el Marsella en 1993.

En otras palabras, Francia cuenta con los mismos títulos europeos que Escocia o Rumanía, y uno menos que el Nottingham Forest, a pesar de haber sido la cuna de la competición hace 70 años. Un dato que revela el rezago del fútbol galo a nivel continental.

Por eso, no sorprende que gran parte de la comunidad futbolística francesa respalde al PSG, pese a que su dominio doméstico, potenciado por la inversión catarí, ha restado emoción a la liga local.

“Tenemos la suerte de tener a un equipo francés en la final”, valoró Franck Haise, técnico del Niza. “No soy hincha del París, mi equipo es el Niza, pero quiero ver al PSG campeón. Soy francés, como lo fui cuando Marsella ganó en 1993”.

Otros clubes como Mónaco, Lyon o el propio Marsella han llegado a instancias decisivas en Europa, pero siguen lejos de competir con regularidad en la élite.