Una decisión que rompe con décadas de tradición en el Tour de Francia ha encendido el debate en el mundo del ciclismo: la etapa final de la edición 2025 incluirá una subida a la icónica colina de Montmartre, en París.

El anuncio, hecho la semana pasada por los organizadores del Tour, ha provocado reacciones divididas. Mientras algunos celebran la novedad, otros se preguntan si esta empinada cuesta podría alterar el desarrollo habitual del último día, tradicionalmente reservado para un tranquilo desfile del pelotón y un emocionante sprint final en los Campos Elíseos.

Los organizadores justificaron la decisión inspirados en la atmósfera electrizante vivida durante los Juegos Olímpicos de París 2024, cuando multitudes se congregaron en Montmartre para animar a los ciclistas. Este año, el Tour incluirá la subida a esta emblemática colina, atravesando el área artística y bohemia del norte de París, y pasando por la Basílica del Sagrado Corazón.

“Será una etapa que podría romper con las tradiciones establecidas durante los últimos 50 años en el corazón de la capital”, anunciaron los organizadores.

La última etapa del Tour se ha considerado históricamente una jornada casi ceremonial, con el título general prácticamente definido y los velocistas luchando por la victoria del día. En 2024, sin embargo, la etapa final se disputó fuera de París por primera vez desde 1905, trasladándose a Niza debido al conflicto de fechas con los Juegos Olímpicos.

Este año, el Tour regresa a la capital y a su tradicional cierre en los Campos Elíseos, pero con una variante que podría cambiar por completo la dinámica. Si Montmartre se encuentra a pocos kilómetros de la meta, o si se escala más de una vez, los especialistas en el sprint podrían quedar fuera de juego. E incluso podría suceder lo impensable: que el maillot amarillo se decida en los últimos metros, en una París transformada.