El joven y brillante FC Barcelona de Hansi Flick volvió a ganarse un lugar entre los grandes de Europa esta temporada, recuperando el prestigio perdido en la Champions League. Aunque no logró avanzar a la final de Múnich, el equipo dejó una imagen poderosa en una de las semifinales más emocionantes en la historia del torneo, ante un experimentado Inter de Milán.

El Barça cayó 4-3 en la prórroga (7-6 en el global) este martes en el Giuseppe Meazza, un desenlace doloroso que, sin embargo, dejó una sensación de orgullo. El equipo catalán no alcanzaba una semifinal desde 2019 y soñaba con disputar la final del próximo 31 de mayo, con la esperanza de conquistar su primera Champions desde 2015.

“Los jugadores merecen respeto, pero estamos aquí para ganar títulos”, dijo Flick tras el partido, dejando claro que recuperar el estatus competitivo no es suficiente: la ambición es volver a lo más alto.

Con la chispa de Lamine Yamal, los goles de Raphinha y la dirección de Pedri en el mediocampo, el Barcelona mostró que tiene talento y proyección para aspirar a grandes cosas en la era post-Messi. Sin embargo, las ausencias clave en defensa —como Jules Koundé y Alejandro Balde— y la solidez del arquero suizo Yann Sommer inclinaron la balanza en favor del Inter, finalista en 2023 y curtido en estas instancias.

“Sí, algo especial ha comenzado, pero todavía no estamos donde queremos. Esta derrota es dura”, reconoció Flick. “Tenemos que levantarnos, ese es el mensaje. Hay que seguir peleando hasta el final de esta temporada y pensar en la siguiente”, añadió el técnico alemán.

El Barça estuvo a tan solo dos minutos de clasificar, pero un gol de Francesco Acerbi en el 90+3 llevó el partido al tiempo extra, donde Davide Frattesi selló el triunfo del Inter y dejó a los culés fuera de la final.