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Jugadores japoneses de eSports rompen los clichés sobre la discapacidad

Agencias

Gracias a un experto golpe de mentón, Shunya Hatakeyama realiza un movimiento devastador en el juego de combate “Street Fighter”, deseando como otros jugadores con discapacidad poder destruir los prejuicios sobre su situación gracias a los eSports, competiciones de videojuegos.

Nacido con una distrofia muscular, una enfermedad degenerativa, este joven de 28 años participa sobre todo en torneos de Street Fighter V, abiertos a todos.

La posibilidad de “superar la discapacidad y competir contra personas diferentes” es lo que da toda la belleza a los juegos de combate.

“Cuando participo en un torneo, no quiero que mi situación sea un problema. Quiero impresionar a los demás con mi manera de jugar”, afirma a la AFP.

Completamente ciego desde los 20 años debido a una malformación congénita del ojo, Naoya Kitamura, también de 28 años, puede jugar al Tekken 7 solo con la ayuda del sonido.

“Voy a bloquear un golpe del adversario y el sonido que produce me indicará de qué golpe se trataba”, explica. “Después voy a reaccionar y dar mi golpe”, añade, mientras hace una demostración con un impresionante ataque con Lucky Chloe, personaje del Tekken.

Joystick artesanal

Los eSports están en pleno auge en todo el mundo, con unos ingresos estimados de más de mil millones de dólares al año en el mundo.

En Japón, el sector no es tan dinámico como en China o en Corea del Sur, pero va ganando en importancia de manera progresiva.

Deseosos por ofrecer todas las oportunidades a los jugadores japoneses en situación de discapacidad, Daiki Kato, empleado de la seguridad social nipona, fundó una empresa en 2016 llamada ePara.

ePara da empleo a jugadores como Shunya Hatakeyama y Naoya Kitamura y les da tiempo para entrenarse a los videojuegos al margen de su trabajo, que consiste en gestionar la página web de la empresa y en organizar eventos lúdicos de videojuegos.

Shunya Hatakeyama utiliza una silla de ruedas desde que tiene seis años. Siempre ha amado los juegos de combate, pero sus músculos se debilitaron tanto con los años que ya no podía mantener el mando.

Deprimido, decidió parar de jugar durante seis años, hasta que decidió con un amigo fabricar un joystick personalizado que puede utilizar con su mentón, mientras utiliza sus dedos sobre el teclado de su ordenador.

Ahora, entrena a otros jugadores en situación de discapacidad explicándoles los diferentes combos y técnicas. 

“Si nunca hubiera jugado a los juegos de combate creo que nunca habría buscado soluciones incluso cuando estaba en medio de la adversidad”, estima.

Según Kato, hay un mercado en pleno crecimiento para los jugadores en situación de discapacidad y las empresas del videojuegos empezaran pronto a tenerlo en cuenta. 

“Si cada vez hay más personas ciegas o sordas que juegan a los videojuegos, los constructores reaccionaran haciendo más juegos a los que puedan jugar”, estima.

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