Agencias

Tiger Woods practicó ayer ante miles de espectadores que lo apoyaron en el Augusta National de cara a la edición 86 del Masters, donde podría hacer su primera aparición en un torneo desde el accidente automovilístico que sufrió hace 14 meses que le provocó graves lesiones en la pierna derecha.

El regreso del astro, de 46 años, ha generado una gran expectativa. Woods ha dicho que será una “decisión en el momento del juego” si finalmente el jueves se presenta a jugar el torneo más emblemático del golf mundial.

El ex número uno generó una atmósfera eléctrica en el famoso campo de Augusta, en el estado de Georgia, que recibió a una multitud por primera vez desde la victoria de Woods en 2019.

“Es emocionante que exista la posibilidad de que juegue esta semana”, dijo por su parte el campeón del Masters de 2013, el australiano Adam Scott. “Realmente espero que lo haga. Pase lo que pase, sería simplemente épico”.

Scott advirtió que si juega, Woods es una verdadera amenaza para ganar una sexta chaqueta verde de Masters, igualando el récord de todos los tiempos de Jack Nicklaus.

“Aprendí hace mucho tiempo que nunca dudes del tipo (Woods)”, subrayó Scott. “Si puede moverse, que parece ser la cuestión, no se puede dudar de su golf”.

Woods estuvo hospitalizado durante semanas y no pudo caminar por varios meses después del accidente automovilístico que sufrió en febrero de 2021, y dijo que tenía suerte de estar vivo y de que no le amputaran la pierna.

Necesitó una rehabilitación importante solo para jugar en un torneo de exhibición con su hijo en diciembre pasado, cuando pudo usar un carrito y no tuvo que caminar todo el campo.

“No estoy sorprendido. Estoy asombrado”, dijo sobre Woods el golfista Max Homa, 37° del ranking mundial. “Es un verdadero testimonio de su ética de trabajo. Es realmente notable”.