
octubre 9, 2021
Redacción NVS / AFP
En marzo recién pasado, el FC Barcelona estaba en una “situación de quiebra contable”. Un saldo rojo con una deuda y compromisos futuros por valor de 1,350 millones de euros ($1,557 millones), problemas de caja y una masa salarial disparada. Así lo dijo esta semana su director general, Ferran Reverter.
“Si el club fuese una sociedad anónima deportiva, hubiese sido causa de disolución”, aseguró Reverter. “En marzo de 2021, la situación era de quiebra contable, pero como asociación deportiva se pudo refinanciar la deuda”, explicó, y afirmó que había incluso “dificultad para pagar las nóminas” debido al “nulo flujo de caja”.
Para hacer frente a estos problemas, el club azulgrana pidió un crédito de 80 millones de euros ($92 millones) “para cubrir las obligaciones de tesorería por un plazo de 90 días”, así como una refinanciación de deuda de 595 millones de euros ($686 millones) para hacer frente a obligaciones a corto plazo.
Según esta auditoría, que cubre la gestión del club durante las temporadas 2018-19, 2019-20 y los nueves meses de la 2020-21 hasta el 31 de marzo, durante ese tiempo hubo “una gestión nefasta”, según Reverter, que destacó que se “compraron jugadores de una forma alocada”.