AFP
El emir de Catar denunció una “campaña sin precedentes” de críticas contra el país desde su designación como organizador de la Copa del Mundo de fútbol.
El reino conservador y rico en recursos energéticos gastó miles de millones de dólares para organizar el primer Mundial de fútbol en un país árabe, pero se enfrentó a numerosos ataques por la cuestión de los derechos humanos.
En una muestra pública de enfado poco habitual, el emir Tamim bin Hamad al Thani dijo que Catar era víctima de “fabricaciones y dobles raseros” e insinuó que había motivos ocultos detrás de estas críticas.
“Desde que ganamos el honor de organizar la Copa del Mundo, Catar ha estado sujeto a una campaña sin precedentes que ningún país organizador ha enfrentado”, dijo en un discurso ante el consejo legislativo.
La FIFA otorgó el Mundial a Catar después de un polémico proceso de selección en 2010. Desde entonces, este país del Golfo enfrentó numerosas críticas por el trato a los trabajadores migrantes y por la situación de los derechos de la mujer y del colectivo LGTBQ.
Esta semana, el gobierno reaccionó indignado a un informe de la ONG Human Rights Watch que acusó a la policía de detener arbitrariamente y abusar de miembros de la comunidad LGTBQ antes del Mundial.
“Inicialmente lidiamos con esta cuestión de buena fe e incluso consideramos que algo de criticismo era positivo y útil, ayudándonos a desarrollar aspectos que necesitaban ser desarrollados”, dijo el emir en su discurso.
“Pero pronto quedó claro para nosotros que la campaña continúa, se expande e incluye fabricaciones y dobles raseros, hasta alcanzar tal cantidad de ferocidad que me hace preguntarme, desafortunadamente, sobre las razones y los motivos reales detrás de esta campaña”, añadió.