“¡El año que viene voy a controlar todas las situaciones del juego, sin excepción!”, advierte con determinación Luis Enrique en el documental No tenéis ni **** idea, que revela el día a día del entrenador español durante su primera temporada al frente del París Saint-Germain (PSG). La serie, de tres episodios, deja entrever no solo la intensidad del técnico, sino también su visión de liderazgo y sus conflictos deportivos más notables, entre ellos, su compleja relación con Kylian Mbappé.

La producción muestra cómo Luis Enrique, lejos de los discursos diplomáticos, se entrega sin filtros ante las cámaras. “Luis ha sido un regalo. Ha permitido que se vean todas sus costuras. Se olvidó de la cámara”, afirma José Larraza, director de contenido y producción del proyecto, en declaraciones a la AFP.

Uno de los momentos más comentados del documental es la conversación entre el técnico y Mbappé, grabada en una sala oscura. En ella, Luis Enrique le muestra una jugada en la que el delantero descuida la defensa durante un córner y le pide completar una frase que aparece en la pantalla: “C’est…”. Tras una pausa, el propio técnico sentencia: “¡C’est catastrophique!” (¡Es catastrófico!).

Luego, el entrenador lanza un mensaje contundente: “He leído que te gusta Michael Jordan. Él cogía por los huevos a los compañeros y se ponía a defender como un hijo de puta. Atacando eres Dios, pero tienes que ser el mejor de la historia defendiendo. ¡Eso es un líder!”.

Con el paso de los meses, Mbappé terminó dejando el PSG para fichar por el Real Madrid, donde sigue brillando en ataque, con 31 goles en LaLiga, aunque persisten las críticas por su escasa implicación defensiva.

Luis Enrique no oculta su frustración en el documental: “Estamos claramente condicionados en nuestra presión por un jugador: Kylian Mbappé. No es un jugador que defienda, nunca lo ha hecho”, asegura. Y concluye con firmeza: “El hecho de tener a un jugador que se movía por donde él quería implica que hay situaciones del juego que no controlo. El año que viene las voy a controlar todas. Todas, sin excepción”.

Para Larraza, el resultado final es una pieza auténtica y valiente. “Luis Enrique no quería un biopic amable. Si se prestaba, tenía que ser algo real. Y lo ha sido. Teníamos oro puro entre las manos”, afirma.