febrero 19, 2022
Agencias
Esquiadoras que realizan acrobacias aéreas con gigantescas chimeneas de fábrica al fondo. Las imágenes que deparó la competición de Big Air quedarán como unas de las más icónicas y espectaculares de los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín.
¿Pesadilla post industrial o reconversión exitosa? La instalación de un trampolín a 60 metros del suelo en una antigua acería de Pekín ha hecho correr ríos de tinta desde que la estrella local Eileen Gu conquistase el oro el martes pasado en esta nueva disciplina olímpica.
La plataforma se erige sobre la sede de las acerías Shougang, al oeste de la capital china, que en su momento de mayor actividad daba empleo a más de 200.000 obreros.
Entre chimeneas y torres de refrigeración, el decorado es todo menos habitual en una competición cuyo telón de fondo suele ser una cordillera de montañas nevadas.
A pleno rendimiento, la gigantesca instalación metalúrgica, construida a partir de 1919, tenía una capacidad de producción de más de 10 millones de toneladas de acero al año, según la agencia china Xinhua.
Bajo Mao Tsé-Tung, el fundador del régimen comunista (1949-76), la fábrica se erigió en un estandarte de la modernización del país… antes de ser percibida más recientemente como un desastre ecológico.
Pero la atracción principal del nuevo Shougang es sin duda la plataforma destinada Big Air, inaugurada en 2019. Los esquiadores pueden lanzarse para realizar sus figuras acrobáticas en pleno vuelo desde un trampolín que se presenta como el único del mundo con vocación de continuidad.
La aparición de este ‘skyline’ industrial en las imágenes de los Juegos ha sido ampliamente difundida en los medios internacionales.
A veces alabado por su parte ‘cool’ o “sorprendente”, el lugar también ha chocado a numerosos internautas extranjeros, que ven en ello una instalación “espantosa” o, “una central nuclear” por sus imponentes torres de refrigeración.
En Estados Unidos, el senador republicano Ted Cruz, conocido opositor a Pekín, estimó que China “no habría podido encontrar un lugar aún más antiutópico para los Juegos Olímpicos”.
Pero el enclave también ha sido recompensado por su exitosa reconversión: Shougang logró en 2018 un premio por parte de la International Society of City and Regional Planners, una asociación de urbanismo con sede en Países Bajos.